Ya no acunas vida
en tus entrañas,
ni esa algarabía que bullía
cuando te habitaba.
Hoy tan sólo eres
tabla sobre tabla
cobijando los recuerdos
de mi niñez lejana.
Y, a pesar del abandono,
sigues en pie –
como proclama-
desafiando al tiempo,
cargada de ausencias
y con mis duendes-niños
habitándote aún,
sin reclamar nada.
©
Jenny Wasiuk
6 comentarios:
Es impresionante cómo lográs llegar a mi alma... tanto que a veces te presiento a mi lado... precisamente cuando leo tus versos. ROX
Gracias Roxi... vos siempre ahí... dándome ánimo para seguir inventando utopías...
Te quiero mucho
Jenny
Dicen que en la selva misionera hay muchos duendes...
Hermoso poema.
¡Saludos fronterizos!
Ah, esa casa Jenny, cuántos recuerdos me trae.
Las siestas donde escapábamos de los viejos para ir al monte a cazar fantasmas, o el arroyo donde nos bañábamos, o los toros que nos corrieron, o las travesuras interminables.
Nuestra infancia vale oro amiga.
A veces me pinta la nostalgia, como ahora al ver esa foto. No me digas que todavía está en pie!!! No lo puedo creer. La mía ya es historia..
Te mando un beso nostalgioso
Lara
ooops... Lara? no me suena el nombre, sí todo lo que decís sobre nosotras...
Seguro tenías un apodo o es la edad que me traiciona?
desde ayer estoy tratando de recordar quién podés ser...
Hola,
representa el con claridad el pasado,que muchas veces añoramos,después de haber partido.
Me parece real solitario y triste.
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