miércoles, 20 de abril de 2016

Contrasentido I


- ¡Creo que esto no va más! –dijo mientras se desplomaba en la cama... esa cama que antes provocaba sus fantasías y ahora le hacía doler la espalda.
Cerró los ojos y suspiró hondo, como escarbando en las profundidades de su ser hasta encontrar las palabras preparadas especialmente para esa ocasión.
Luego de un largo rato posó su fría mirada en ella y comenzó a hablar, pausada e ininterrumpidamente.
- Pensar que al principio te adoraba... todo era ideal... compartimos tantas cosas, tantos momentos felices, donde el tiempo parecía detenerse y las estrellas titilaban cómplices dentro de la copa del rojo vino, mientras mis anhelos más profundos se veían satisfechos con tu sola presencia. Pero el tiempo comenzó a mostrarme tus carencias. Ya no eras tan maravillosa como te había soñado. No cubrías todas mis necesidades ni mis expectativas, ni tenías la brillantez del principio. Te fuiste ajando día a día y no serviste para cubrirme las espaldas. Ahí fue que comencé a extrañar mi pasado, mi vida anterior a tu existencia, esos otros momentos donde la rutina me llevaba tranquilamente de la mano por los mismos caminos todos los días. Pensaba que aquello era lo que me había agotado, por eso decidí cambiarla por vos, pero veo que no soy capaz de esta metamorfosis, de no saber qué estaremos haciendo dentro de una hora, de vivir en el filo de la cornisa sin detenerme, adrenalizado las veinticuatro horas del día... Creí encontrar la vida que siempre soñé y aposté con los cinco sentidos a vivirla intensamente, pero no, no alcanzaste a colmar mis necesidades. Y no se te ocurra llamarme egoísta, pues no lo soy. Sabés perfectamente todo lo que he pasado en la vida, así que hoy lo único que importa es que aún sigo vivo, y seguiré haciendo lo que yo quiera, cuando quiera y con quien elija. No tenés derecho a reprocharme absolutamente nada. Me jugué, aposté todas las fichas que tenía y no fuiste lo que yo esperaba, por eso he decidido dejarte. Si no pudiste darme lo que yo esperaba, no me importa lo que pienses, sólo sé que no puedo seguir así. Volveré a usar la Mastercard!!
(Y tiró la Visa Gold a la basura)

© Jenny Wasiuk - 5 de septiembre/2005

Contrasentido II


Tenemos que hablar -dije- y debe ser ahora, sin dilaciones.
Hace un buen tiempo nuestra relación viene desgastándose sin posibilidad de solución. 
Es una constante necesitarte y que no estés. Eso sí, yo debo estar y atender tu llamado siempre, y si no lo hago, insistís hasta el hartazgo.
Así pues, a estas alturas la cosa se ha tornado tan desigual que ya no vale la pena hablar de derechos, intentar que la situación mejore o buscar soluciones donde no hay intención ni interés en cambiar.
Me ha costado mucho tomar esta decisión. La postergué desde hace tiempo con la esperanza que mejorarías; que ya -el otro mes nomás- las cosas podrían ser diferentes; que no soy la única que tiene este tipo de problemas o reclama lo mismo de la relación; que las ventajas de estar con vos son muchas; que mudar de aires luego de más de doce años no será fácil; que voy a perder los beneficios por antigüedad, etc etc
Esperé y esperé, reclamé, hice todo lo posible por no bajar los brazos, pero ya no aguanto más, se me terminó la paciencia.
Al principio, la novedad me atrapó. Caí subyugada a tus encantos. 
Prometías mucho y te creí. Los primeros años fueron maravillosos, fuiste mostrándome un mundo que jamás creí conocer. Viví experiencias inolvidables. Viajamos juntos, me brindaste la posibilidad de conectarme con personas que creí jamás volvería a ver o a saber de ellas. Pero luego fue acabándose la magia, la seguridad que te brindaba mi lealtad hizo que ya no cuidaras los detalles, que me descuidaras tanto que llegamos al punto sin retorno. Ya no creo en tus promesas ni espero que cambies. Es momento de cerrar este capítulo y abrir uno nuevo.
No sé si será mejor, pero sí diferente.
Así que, TELECOM PERSONAL, hasta acá llegué.
Bienvenido CLARO a mi vida. 
Espero que tengamos buenos y largos años de convivencia!

© Jenny Wasiuk – 20/abril/2016