domingo, 2 de noviembre de 2008

Des-interés




El dorado demandó al río por ponerse un calzón de cemento e impedir visitar y fecundar a su amada en celo, la que terminó seducida por un bagre y tuvieron hijos bigotudos.
El río se defendió diciendo que no es un calzón, sino un cinturón de castidad que le pusieron los políticos para evitar la superpoblación de peces y de humanos en los países vecinos.
El político se lavó las manos con agua mineral –la del río está muy contaminada- y acusó a los hombres de reproducirse indiscriminadamente y consumir demasiada energía.
Los hombres acusaron al Ministerio por no proveer televisores y condones suficientes a la población. El Ministerio adujo la falta de caucho por el desmonte del Amazonas y que los fabricantes de televisores están de huelga por tiempo indeterminado.
El juez, rascándose la ingle, dictaminó que provean anticonceptivos gratis a todas las hembras de dorado que están de este lado del río y dio por cerrado el caso.
(Dicen por ahí que el dorado se suicidó por cornudo y las aguas bajan cada vez más turbias)

Lo que me cambió la vida fue la falta papel para escribir, por el desmonte del Amazonas, así que comencé a hacerlo en una computadora que ocupa la energía producida por el cinturón de castidad del río, que compramos al Brasil a buen precio.
Ahora publico gratis en internet y mis poemas de amor son leídos en todo el mundo…

Tal vez un día de éstos investigue sobre el suicidio del dorado, parece una interesante historia de amor, no?

© Jenny Wasiuk
Ilustración: Ángel Azarmendia