Las hojas levantan vuelo, abandonando el tibio regazo que las vio nacer.
Un mundo fascinante de libertad las espera, y así van, girando y girando, tras sus sueños.
El árbol, con ternura infinita, las ve marcharse, ocultando su cabeza llorosa entre las despojadas ramas.
Una madre llega a la estación acompañando a su largo muchacho, con ojos de niño y rostro minado.
Mientras él disimula el pánico riendo fuerte y prometiendo victoria, ella se deshace en recomendaciones y mocos. El joven y las hojas levantan vuelo.
Árbol y madre se quedan, con los brazos en alto como estatuas grotescas, despidiendo al fruto de sus cuerpos. El otoño apresuró el paso.
Las hojas abonaron la tierra del parque.
El joven, en Malvinas, abonó una utopía.
Nosotros, cada 2 de Abril, nos prometemos más memoria…
©
Jenny Wasiuk